Luego de su trágica participación en una asamblea estudiantil en la ciudad de Mar del Plata que culminó con el asesinato de Silvia Filler, la Concentración Nacional Universitaria (CNU) adoptó un bajo perfil. Debido a la fuerte resonancia del caso Filler en la prensa nacional y, muy especialmente, a la causa judicial que se inició con el fin de encontrar a los responsables del hecho, la CNU pasó inadvertida durante la reactivación política de 1972 y 1973. Ello fue resultado, en primer lugar, de la detención de algunos de sus miembros por su participación en el caso Filler. En segundo lugar, por la escasa dimensión de la organización. Finalmente, por un modo peculiar de comprender la política y sus prácticas que no se orientaba hacia la disputa por espacios de poder en la estructura partidaria. Durante este período la CNU evidenció su costado más débil mostrándose impotente en la disputa política. A contramano de ello, otras organizaciones juveniles, como la Juventud Peronista, mostraron un dinamismo arrollador ganando importantes espacios de representación. Sin embargo, y aquí reside un punto por de-más significativo, fue al calor de este proceso cuando la CNU comenzó a desarrollar –junto con otras organizaciones y actores– una decidida avanzada contra el proyecto y las aspiraciones del peronismo revolucionario. Esta ofensiva fue particularmente visible, en el caso de la CNU, en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) donde se había originado la organización.