En principio, el problema del canon es un problema específico de uno de los saberes disciplinarios que regulan las prácticas docentes en torno a la literatura: la Teoría Literaria. Parafraseando a Borges, podríamos decir que ordenar el canon es ejercer de un modo silencioso el arte de la crítica. Esa operación encubre, según advirtió Raymond Williams (1977, p. 137), una selección y un recorte sobre la totalidad del discurso social, que jerarquiza ciertos textos y excluye otros. El problema del canon, entonces, es acerca de qué se considera valioso enseñar, pero también (y esto es fundamentalmente lo que aporta la perspectiva del materialismo cultural) qué no.