En la última década, el rol de algunos artistas ha migrado hacia un rol multifacético, con más responsabilidades derivadas de la gestión. A la par de la creación de su obra, se dedican a la planificación de exposiciones, la comunicación e incluso la comercialización de obras y ofrecimiento de servicios. El hecho de que los gestores, en su mayoría, provengan de carreras artísticas y no sean expertos en administración puede verse reflejado en que la gestión se encuentre basada en la operación en lugar del establecimiento de una estrategia consiente, consensuada y con una visión a largo plazo. Las organizaciones autogestionadas dedicadas a las artes visuales presentan características comunes como es la organicidad de su estructura, la informalidad de sus relaciones, la capacidad de adaptación y la planificación no tan programada y formalizada que brinda la posibilidad de llevar a cabo soluciones creativas y proyectos diversos. Por otro lado, tienden a modelos de autogestión que priorizan la articulación y la generación de redes.