Dentro de las particularidades que caracterizan la inserción de las periferias en el sistema económico internacional, luce una falsa conciencia colectiva para digerir los efectos adversos que recaen sobre las estructuras productivas y ocupacionales con motivo tanto de las agudas transformaciones tecnológicas como de la volatilidad en los mercados. Este rasgo ideológico es particularmente llamativo en los países latinoamericanos, donde la pérdida y degradación sistemática de fuentes ocupacionales –con especial incidencia en las generaciones más jóvenes- tiende a disimularse invocando supuestas oportunidades asignadas a trabajos por cuenta propia y que en lo posible apliquen o desarrollen innovaciones tecnológicas . Resulta curiosa la asignación de propiedades regenerativas a los mismos dispositivos y recursos que, aplicados a otras escalas y bajo las condiciones de producción prevalecientes dentro de la economía global, permiten explicar en buena medida la pérdida y degradación del empleo formal.