Desde hace años Brasil se presenta como potencia en busca de un liderazgo significativo en la escena mundial. En la consecución de este objetivo, el presidente Lula da Silva ha tenido un rol destacado, ya que no solo representó un importante cambio en el pensamiento de la política internacional respecto de su antecesor, sino que también propuso un modelo de Estado propicio para la inserción internacional deseada. Tal como indica Bernal Meza (2010:145), ambas aristas influirían en lo que su gobierno tenía pensado hacer respecto de la integración, la cooperación sudamericana y el contexto mundial.