Es singularmente importante para nosotros presentar este trabajo. Lo es desde varios puntos de vista. Pensamos que los procesos de planeamiento y las intervenciones urbanas que de ellos se desprendan deben responder a las preguntas y necesidades que la sociedad enuncia y denuncia a través de diversos mecanismos. Cuando esta relación causa/efecto se rompe, el resultado es la realización de obras que terminan usualmente agravando conflictos preexistentes o en muchos casos creando nuevos. Además es común (aunque éste no sea el problema más profundo) que las obras se realicen con fondos públicos cerrando de esta manera un cruel círculo, donde la gente termina pagando (en todos los sentidos del término) por lo que no quiere. Esta forma de imposición es sin duda coherente con los procesos políticos autoritarios. Sería seguramente amplia la lista de obras que avalarían esta afirmación; como símbolo tomemos las autopistas de la Ciudad de Buenos Aires o el distribuidor de entrada a nuestra Ciudad de La Plata, sus efectos estén hoy, a muchos años de ejecutados, gravemente vigentes.