Presentar un libro de este calado no es tarea sencilla por varios motivos. Primero, porque es un libro denso, extenso y rico en el que comentarlo corre la tentación de eludir la globalidad y detenerse en particularidades que desdibujan el conjunto. Segundo, porque es fruto de una intensa investigación con cantidad de datos y reflexiones que requieren tiempo para ser procesadas, así que cualquier acotación al mismo será una impresión preliminar o un boceto de provocación frente a un texto que amerita pausas, glosas y preguntas. Tercero, porque viene de lo profundo de dos colegas que aprecio mucho, Carol y Martha, y sobre un tema que me seduce, por tanto debo evitar la adulación irritante o el apunte mordaz tan común en nuestra academia.
Con estos pormenores emprendo la labor de presentar esta obra, primero a manera de síntesis de la misma para incentivar su lectura, y luego con algunas ideas, si se quiere sueltas, provocadoras frente a quienes nos interesamos en el tema de la memoria, los pasados en conflicto y sus posibilidades de enseñanza.