Definida sintéticamente por su realizador como un ensayo personal sobre la Puna, es difícil traducir a las palabras una obra tan profundamente anclada en el lenguaje audiovisual. Este es un abigarrado poema de colores y sonidos con el que Hernán Khourian resume su experiencia en el norte. Khourian se adentra con su cámara visionaria en el misterioso espíritu del noroeste argentino y, como si se tratara de los pases cabalísticos de un medium, invoca ante la audiencia el alma alucinada de una cultura desgarrada por el sol, transfigurada por una experiencia mística que traspasa al espectador.