Estudios clínicos radiográficos y longitudinales en el hombre han demostrado que, en los primeros 6 meses de la extracción de un diente, se establece una reducción del hueso alveolar de aproximadamente un cuarto de su dimensión total (Atwood, 1963; Carlsson y Persson 1967). Por esta razón, es conveniente colocar el implante lo más próximo a la pérdida de la pieza dentaria posible o, mejor aún, en el mismo acto quirúrgico.