La estructura territorial de nuestro país, y en particular la configuración de nuestras ciudades, se ha ido definiendo a partir de relaciones político-económicas de tipo centro-periferia, derivadas de la lógica de acumulación capitalista imperante. Sin embargo, en las últimas décadas se asiste a un reordenamiento de los espacios centrales y a una multiplicación de éstos; los espacios semiperiféricos o emergentes muestran una mayor dinámica no exenta de nuevos desequilibrios y así se amplían las brechas socioeconómicas con los espacios periféricos. Con el fin de superar dichos desequilibrios, el desarrollo territorial de estos últimos espacios, entre los que cabe situar al Partido de Gral. Belgrano, debería basarse en la promoción de las potencialidades de desarrollo competitivo y el aprovechamiento de los factores exógenos producto de la globalización.