Los gobiernos se suceden y cada uno llega al poder con “su programa”: una serie de slogans que no llegan a conformar un proyecto de país.
Y un proyecto de país requiere necesariamente de políticas públicas de corto, mediano y largo plazo.
Ese bien común que infinidad de organizaciones sociales, barriales (a veces en conjunto con el Estado), que a lo largo y a lo ancho de este lado del mundo (del que dibujaba Torres García) han dejado a veces la vida para contener tanta impotencia y a la vez avizorar un futuro, por pequeño que este fuera.
Y en gran parte pienso que si no hubiera sido por estas organizaciones diseminadas por toda Latinoamérica estaríamos en una situación aún más crítica.
¿Y cómo surgieron estas organizaciones sociales, la mayor parte de ellas anónimas? Por falta de políticas públicas, por ausencia del Estado. Porque la palabra política se ha transformando, muchas veces, en “vivir de la política” y no como herramienta de transformación para un mundo mejor.