La vida humana es un acontecimiento, fechado, relatado, escrito, contado, incluido en mitos, hecho canciones, poesías, rituales, etc. La secuencia que implica nacer, incluirse en una genealogía y morir, más allá de la biología, no deja de ser una construcción de la humanidad. Así, esas breves escrituras llamadas Acta de defunción o Acta de nacimiento, según la ocasión, en definitiva son artificios del lenguaje. De igual modo las canciones de cuna y los cantos fúnebres, constituyen rituales de iniciación o separación que permiten dar, dimensión simbólica mediante, la bienvenida o despedida a todo ser humano en este mundo. En suma, la exigüidad de cinco letras, n-a-c-e-r y m-o-r-i-r, nombran y representan el origen y el fin de un mismo suceso. En consecuencia tanto el nacimiento como la muerte de cada cual están, desde tiempos inmemoriales, enraizados en las tramas del lenguaje y de las instituciones.