El aislamiento geográfico ha sido considerado como un factor fundamental para alterar el equilibrio génico poblacional de una especie en su área de distribución, provocando modificaciones de su estructura, génica y fenotípica. Si el tiempo y las barreras de separación son relevantes, en sentido ecológico, se puede llegar hasta la formación de unidades poblacionales nuevas, más definidas por su aislamiento y ya separadas entre ellas por una neta expresión cuantitativa y estadística de algunos caracteres diferenciales. Estos procesos, que se presentan con distintos grados de intensidad de acuerdo con los factores que los determinan, han sido particularmente analizados en obras clásicas como la de Mayr (1947) o Dobzhansky (1956), y son un elemento basal para el estudio de los fenómenos de especiación.