Nuestro punto de partida para el análisis de Heráclidas de Eurípides está basado en un planteo ético-antropológico. Esta cuestión ética, por otra parte, está relacionada con la posición socrática acerca de la obligada imbricación entre el saber y la virtud. Así, sostenemos que esta problemática, que seguramente se planteaba con frecuencia en el ambiente intelectual del que Eurípides habría sido testigo privilegiado, despierta en el poeta la inquietud existencial acerca de la condición humana, y le permite desplegar en el desarrollo de cada obra (y de ésta en particular), un ensayo de interpretación acerca del funcionamiento de esta problemática humana cuando está sometida a un situación de extrema tensión, en donde la condición humana alacanza los límites extremos a los que puede verse expuesta. A partir de allí, el trágico podrá analizar la verdadera naturaleza de esta condición humana.