Según la pseudo-plutarquea Vida de los 10 oradores, Isócrates fue autor de setenta discursos, aunque sólo «son auténticos veinticinco» (Mor. 838 d). De ellos, a nosotros nos han llegado 21 más 10 cartas, repartidos en más de cien manuscritos y diez papiros, reflejo del interés por el autor ateniense, estudiado pronto en las escuelas por la riqueza de su lenguaje y por el contenido de sus escritos, siendo los de tema moral los que gozaron de mayor éxito entre sus lectores, a juzgar, al menos, por la tradición manuscrita. En cuanto a las cartas, sobre las que vamos a centrar nuestro trabajo, actualmente se consideran auténticas nueve. Nuestro propósito, no radica, sin embargo, en abundar en cuestiones de autenticidad y de cronología, largamente debatidas por la crítica filológica; las cuales, por otra parte, no se dan exclusivamente en el estudio de estas cartas, sino que también en el caso de las de Platón, Demóstenes, Hipócrates o Aristóteles, por citar sólo algunos ejemplos, la problemática se repite. Por el contrario, quisiéramos proceder a una lectura de las cartas de Isócrates para ver cómo se manifiesta en él la figura del yo del autor, que también otros de sus textos ofrecen, pero que con mayor facilidad se desdibuja en los discursos, más extensos y codificados desde el punto de vista del género.