Fúndase la Universidad de La Plata en 1905, promovida por la ecuménica inspiración de Joaquín V. González y basada en los institutos que la Provincia de Buenos Aires organizara al establecer su nueva capital y que, por ley-convenio, cediera a la Nación Argentina.
Convócase entonces a excelsos maestros y a jóvenes ingenios, mancomunándolos para el pensamiento puro y la técnica realizadora, las letras y las artes, la investigación, la creación y la docencia, en pro de la Ciudad naciente, de la Provincia generosa, de la República esperanzada, de la América y la Humanidad toda en ansia civilizadora. Por ello, en afirmación anunciatriz, nimba su escudo con la finalidad suprema: Pro Sciencia et Patria.
En correspondencia con esta signación matriz la Asamblea General Universitaria constituida para darle su actualizado estatuto, en dominio de su ratificada autonomía, establece:
Por legado de la República, la Universidad de La Plata asume plenamente, en su esfera, el objetivo fundamental de conservar, analizar, acrecentar y difundir los bienes de la cultura histórica y moderna que le son propios y, en especial, los del acervo cultural argentino. Por ello, liminarmente, reconoce incoercible en el hombre su libertad y a esa condición humana, esencia y valor de su vivir democrático, la proclama ideal de la humanidad. Consiguientemente, declara qué es propósito esencial de esta Universidad la formación integral de la juventud, facilitando su plena realización individual en el campó de la cultura y su identificación ciudadana y social con él ideal americanista, que surge de la Reforma y trasciende al ámbito de la humanidad.
Y por ello ordena que a estos principios fundadores y esenciales, se avengan su estatuto, sus reglamentos y sus resoluciones.