En términos generales, el proceso de evolución cultural del mundo mediterráneo antiguo procede por una serie de impulsos que se dirigen de Oriente a Occidente: fundamentalmente de Mesopotamia, también de Egipto, a Anatolia, Crecia, Italia, España. Los pueblos indoeuropeos venidos del Norte y diversos pueblos indígenas entran en este proceso, aportando sus esencias propias y recibiendo influjos del Oriente. Pero hay que contar también con los pueblos situados al Oriente de mesopotamia, en los que el proceso ha ido en dirección opuesta: los del Irán y la Inda. Aquí vamos a tratar fundamentalmente de estos últimos.