Conocí a Olindo hace más de 50 años, cuando los dos entramos como docentes en la Facultad de Veterinaria de La Plata. Él como Profesor Adjunto, a cargo de la Cátedra de Salud Pública de la carrera de Bacteriología y yo como Jefe de Trabajos Prácticos en Infecciosas. Ambos formamos parte del Departamento de Epizootiología y Salud Pública y ambos participábamos en las reuniones mensuales del mismo, donde teníamos oportunidad de analizar, discutir y proyectar, actividades de la profesión y aplicar criterios diagnósticos y terapéuticos. En esas reuniones Olindo como médico, compartía los problemas veterinarios y decía que aprendía de nosotros, cuando en realidad nos estaba enseñando una metodología para enfocar los problemas.