Podemos tomar un mapa y trazar los itinerarios darianos. De su Nicaragua natal a Chile en marítima travesía; un breve regreso a León y de allí a El Salvador y Guatemala. Luego el viaje transoceánico y la llegada a Europa, saboreada en sueños y lecturas. Primero España, la madre patria, y habrá que esperar a un segundo viaje para conocer Francia, la “patria universal”, y, fundamentalmente, París: “Yo soñaba con París desde niño, a punto de que cuando hacía mis oraciones rogaba a Dios que no me dejase morir sin conocer París” (1976: 94), leemos en uno de sus relatos autobiográficos. Un largo e intrincado periplo para llegar a la “Buenos Aires-Cosmópolis” de fin de siglo XIX: el viajero parte de Managua, pasa por Nueva York donde se encuentra con su admirado Martí; desde allí embarca a Francia y en París conoce a su maestro Verlaine, próximo a su triste final. En Buenos Aires la morada es el diario La Nación.