A primera vista, el trabajo del antropólogo chileno Andrés Donoso Romo se presenta como un estudio sobre la relación entre procesos pedagógicos y transformación social en la historia reciente latinoamericana, en especial en los años sesenta y setenta, a través de la producción de tres grandes intelectuales, indiscutibles referencias político-culturales: 1) el pedagogo austríaco-mexicano Iván Illich (1926-2002), reconocido y discutido por sus disruptivas intervenciones en el campo de la medicina, la teología y la educación; 2) el pedagogo brasileño Paulo Freire (1921-1997), quien desde un ambiente social adverso no sólo llegó a convertirse en doctor en Filosofía e Historia de la Educación de la Universidad de Recife, actual Universidad Federal de Pernambuco, sino en cita ineludible en el ámbito educativo; y 3) el mítico militante guerrillero argentino-cubano Ernesto Guevara (1928-1967), representado por Ricardo Piglia como el “último lector”, por su obsesiva incursión en el mundo de las letras. Sin embargo, y más allá de su temática particular, el libro de Donoso Romo pone en cuestión tres problemáticas que son discutidas en investigaciones sobre la historia reciente, en especial aquellas que intentan vincular la política con el mundo educativo, universitario, con los intelectuales y con los movimientos estudiantiles. Dichas controversias están siendo revisitadas actualmente en distintos países de la región al cumplirse el cincuentenario de los acontecimientos de 1968.