El director ejecutivo del Banco Internacional de Pagos (Crockett, 1996) ha expresado que las alteraciones de la estabilidad financiera en un país pueden deberse a fluctuaciones en el valor de los activos rentables de las entidades financieras (básicamente sus préstamos y colocaciones similares) o a la imposibilidad de ellas para cumplir con sus obligaciones (fundamentalmente depósitos del público). Si bien en este último caso se refiere a las obligaciones hacia los depositantes y acreedores, la posibilidad de hacerlo efectivo depende del grado de solvencia de sus deudores. Complementa esta definición la distinción entre una crisis del tipo de cambio y una crisis financiera, la primera cuando el tipo de cambio está a un nivel considerado insostenible y la segunda cuando existe un retiro de depósitos del sistema financiero que no puede afrontarse con la liquidez de las entidades (Calvo 1995).