El momento en que se le brinda a un sujeto la palabra, el modo en que sucede, quienes oyen esos dichos, los fiscalizan, a quienes se dirigen... finalmente el laberinto que los dichos construyen… a quien agobia y a quien tranquiliza. El entramado propio de las cuestiones de poder. En este contexto se podría pensar lo (in) comunicable en la institución penal juvenil.
La institución penal juvenil se sostiene y existe en las prácticas cotidianas. No basta con nombrar a las instituciones gubernamentales, jurídicas y ejecutivas. La institución organiza, prevé, cate- goriza y sostiene prácticas, usos y costumbres. Naturaliza modos, los hace ser para siempre presentes. Determina antagonismos presentes en la valoración que los propios agentes hacen de su labor, siendo de distinto nivel el administrativo que el celador que “conoce el patio"; del mismo modo, distintos el novel que el que ingresó hace años.