Cuando convocamos a los lectores de El Monitor a presentar ideas sobre qué es una buena escuela, y a señalar experiencias concretas que evidenciaran prácticas productivas, lo hicimos con la voluntad de poner a discusión dos cuestiones. La primera es si, efectivamente, podemos definir hoy qué es una buena escuela entre quienes hacemos hoy la escuela. Buscábamos debatir con la crítica extendida que dice que las escuelas de hoy, en bloque, son instituciones que no funcionan, o funcionan mal (visión que es, en parte, exacerbada por algunos discursos mediáticos).