El artículo anterior sobre las langostas que comía San Juan el Bautista en el desierto (Revista Bíblica, enero-marzo 1951), abría una serie de “La Zoología Bíblica”, a desarrollar de a poco. En este segundo artículo se afronta el tema de unas aves, las codornices, y de otro insecto, una cochinilla, muy poco conocida, pero cuya manifestación, una especie de “maná”, es umversalmente famosa. Muchos creían que el asunto era botánico, pero sepan ya los lectores que este “maná” no es un producto segregado por una planta, el tamarisco, cuando es picada por un insecto, la cochinilla, sino que es un producto de ésta, una substancia animal, como la miel, no vegetal.