La cuestión de los intelectuales es un tema que, si bien nunca abandona la escena por completo, reconoce momentos de reubicación entre las preocupaciones centrales de las ciencias sociales. En los últimos años en América Latina el interés por el asunto se ha fortalecido. La aparición de compilaciones como las que han dirigido Carlos Altamirano y Jorge Myers, bajo el título de Historia de los intelectuales en América Latina, cuyos tomos I y II se titulan “La ciudad letrada, de la conquista al modernismo” y “Los avatares de la ‘ciudad letrada’ en el siglo XX”, publicados en el 2008 y el 2010 respectivamente (Editorial Katz, Buenos Aires) son una prueba de ello. La realización del I Congreso Internacional de Historia Intelectual en septiembre del 2012 en Medellín (Colombia) —el II congreso se realizará en el 2014 en Buenos Aires— y la publicación en el 2013 del libro que aquí comentamos, una edición ampliada de la obra que el mismo autor había publicado en el 2006,2 así como la publicación de la revista latinoamericanista Nueva Sociedad que titula su número 245 “Intelectuales política y poder ¿qué hay de nuevo?”, confirman la actualidad del debate.