Tanto por sus prácticas como por las reflexiones que van elaborando en torno a ellas, los profesores de lengua y literatura que desarrollan su profesión en la escuela, enseñando a niños y adolescentes, conocen los problemas que nos interesa retomar aquí, y que agruparemos en dos tópicos que se conectan, claro, con muchos otros: en primer lugar, la escuela como un ámbito donde se produce una particular comunidad de lectura (dónde leen quienes leen en la escuela, qué clase de lectores se constituyen en ese espacio particular); en segundo lugar, en qué términos es posible abordar el fatigado problema del “canon” y el “corpus” si se lo hace en el interior de una reflexión sobre la lectura en la escuela (qué leen, qué deberían leer, los sujetos que leen en la escuela). Por supuesto, no podemos extendernos aquí en un desarrollo pormenorizado de estos tópicos; hemos preferido, no obstante, dejar al menos planteadas algunas líneas principales de cada aspecto, antes que sacrificar algunos a favor del desarrollo pormenorizado de uno solo.