En Argentina, como en el resto del mundo, el consumo energético se encuentra en permanente crecimiento. Esta demanda no es sólo impulsada por el aumento de población, sino también por el desarrollo de nuevas tecnologías y formas de vida, cada vez más dependientes del suministro eléctrico. Las redes inteligentes utilizan nuevas tecnologías, como controladores inteligentes y autónomos, software avanzado para la gestión de datos y optimización, y comunicaciones bidireccionales entre las empresas eléctricas y los consumidores, con el fin de crear una red de distribución de energía automatizada y distribuida.
En la próxima generación de sistemas eléctricos, estas tecnologías inteligentes se incorporarán a todo el sistema, desde la generación, transmisión y distribución de energía hasta el consumo de electricidad en las instalaciones de los usuarios, con el objetivo de mejorar la eficiencia, fiabilidad y seguridad del sistema.
Para optimizar el costo de la factura eléctrica, el usuario residencial debe evitar utilizar artefactos en las horas caras (de alta demanda) cuando esto sea posible o al menos operarlos a bajos niveles de consumo. Para dar soporte en esta toma de decisiones es necesario contar con algoritmos de optimización a nivel residencial, que sean capaces de manejar las componentes hogareñas de las redes inteligentes considerando las preferencias del usuario.