Las categorías de autor diferenciado, que se corresponde con una existencia humana real, y la de audiencia ficcional (cercana al concepto de lector implícito acuñado por Iser), nos llevan al naciente mundo de la escritura, del libro, con que se conecta el roman courtois. Ingresamos, con la novela del siglo XII, en un mundo en que la narración actualizada de la acción épica ha cedido su lugar a la narración ficticia. El relato de hechos inventados sin apoyatura real, en muchos casos fantásticos y maravillosos, cumplen la función de representar en forma idealizada a una clase social poderosa, pero ya con las marcas de la decadencia. Para caracterizar esta nueva estructuración de pensamiento que se traduce en el roman creemos que resulta especialmente apta la ejemplificación a partir de uno de los productos más acabados del género, en tanto proyecto narrativo y en tanto mensaje al servicio de valores cristianos y corteses: Yvain, el caballero del león de Chrétien de Troyes.