Si bien muchos docentes e investigadores han dado cuenta de los conocimientos numéricos de adultos no escolarizados, sigue siendo habitual encontrar materiales dirigidos a la enseñanza de adultos que proponen una comunicación directa de los números de 1 en 1, de manera ordenada, enfatizando la grafía, el valor cardinal de cada número y limitando el tamaño de los números (hasta 10, hasta 100, etc.).
Una pregunta guía este trabajo: ¿cómo contemplar en la enseñanza los conocimientos asistemáticos y heterogéneos que jóvenes y adultos han construido sobre la numeración en sus interacciones sociales previas a instancias formales de instrucción?