En Septiembre 22 y 23 de 1994, las autoridades veterinarias en Queensland y en el CSIRO Laboratorio Australiano de Salud Animal («Australian Animal Health Laboratory») fueron avisados de un brote de enfermedad respiratoria aguda en caballos en un establo en Brisbane, suburbio de Hendra. El entrenador de los caballos había sido hospitalizado por una enfermedad respiratoria y estuvo en condición crítica. En ese momento, la causa de enfermedad de los caballos era incierta y cualquier nexo entre la enfermedad humana y equina era un pensamiento improbable. Se investigaron causas de envenenamiento, enfermedad exótica, virósica, y bacteriana. EL historial de los caballos en este aspecto fue considerada importante; (Figura 1) dos semanas antes de la enfermedad del entrenador, el 7 de Septiembre, dos caballos habían sido llevados al Hendra desde un establo de pre-carrera en Cannon Hill (6 km). Uno de éstos, una yegua preñada, enfermó y murió en 2 días. El otro caballo fue trasladado luego y nunca llegó a enfermarse. Por el 26 de Septiembre, 13 caballos habían muerto: la yegua; otros 10 caballos en el establo de Hendra; un caballo, que tuvo contacto muy cercano con caballos en el establo de Hendra, en una propiedad vecina; y uno que había sido transportado desde el establo a otro sitio (150 km). Cuatro caballos de Hendra y otros tres (uno en un establo adyacente, uno llevado a Kenilworth, y uno a Samford) se consideraron que habían estado expuestos y se habían recuperado de la enfermedad. Algunos de estos caballos fueron asintomáticos. Nueve caballos de Hendra habían permanecido inafectados. Los caballos enfermos estaban anoréxicos, deprimidos, comúnmente febriles (temperatura hasta 41ºC), mostraron tasa respiratoria elevada, y llegaron a estar atáxicos. Una descarga nasal espumosa ocurrió antes de la muerte.