Leslie Conway Bangs nació en 1948 en la ciudad de California y murió en su casa de Nueva York en 1982, a los 33 años. Fue, tal vez, uno de los mejores periodistas críticos de la historia del periodismo de rock. Un hombre de riesgo, un culto a la contrariedad y, sobre todo, un profundo oyente de rock and roll que se hizo conocido por su escritura despiadada e inclemente.
Siempre fue un símbolo de contracultura en la propia contracultura -es decir que se encontraba más al margen de lo que el margen podría suponer-. A raíz de esto, cabe preguntarse: ¿Qué es lo que atrae de la figura de Lester Bangs? ¿No podría ser solo un periodista o un escritor esquivo, con problemas de alcohol y drogas, que reniega del rock y la vida? En todo caso ¿Podría ser todo eso? Sí, podría. O pudo. Pero, en principio, se puede decir que fue una alegoría de incorrección periodística que se destacó, desde siempre, por no ocultar sus pareceres y, especialmente, por despreciar la impostada objetividad del periodismo. Fue un verdadero elogio a la incomodidad periodística que puso en crisis al discurso de la información de rock y lo llevó al extremo del nuevo periodismo, pregonado por Hunter Thompson o Tom Wolfe, por ejemplo.