Solo pluralizando la noción de violencia se puede intentar pensar la destrucción mutua como destino. De ahí la pertinencia de considerar las violencias en plural para ponerlas en consonancia con la afirmación –cuya autoría se pierde en la enunciación colectiva del feminismo de la segunda ola– “Lo personal es político”. Lo Personal o lo Privado, tal como lo articula Audre Lorde en “Las herramientas del amo nunca van a desmantelar la casa del amo”, se plantea como la última frontera a defender ante el avance irreversible de lo que conocemos como la endocolonización.