La tesis vertebradora de este libro sostiene que a finales del siglo XIX surgieron en Argentina y Brasil formas de visualidad específicas vinculadas con un nuevo tipo de poder emergente. En ambos países, junto con la expansión de formas capitalistas de producción e intercambio, el Estado propició nuevos modos de conocimiento con el objetivo de registrar, clasificar y distribuir los recursos humanos y naturales en tiempo y espacio. Andermann muestra que en ese proceso emergió una “óptica” que generó modos de mirar y objetos funcionales a la existencia y legitimidad del Estado moderno: archivos, mapas y museos donde determinado tipo de saber podía ser exhibido, ejemplificado, ilustrado; dispositivos visuales cuyo eje no radica únicamente en el que sujeto o en el objeto de la mirada sino en la relación entre ambos. [Extracto del texto original]