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En Argentina, las principales áreas de producción hortícola están sufriendo una fuerte retracción y el deterioro de ambientes proveedores de servicios ecosistémicos, como consecuencia principalmente de la presión que están ejerciendo la expansión urbana y el avance del agronegocio. El partido de La Plata (Provincia de Buenos Aires) toma relevancia en este contexto, ya que alberga uno de los principales cinturones hortícolas, que abastece con alimentos de proximidad a la región que concentra al 41% de la población del país (Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el conurbano bonaerense) proveyendo entre el 60% y el 90% de las hortalizas frescas que consumen sus habitantes. Sin embargo, el avance urbano y el modelo de producción intensivo asociados con la "revolución verde" y basado en la tecnología del invernáculo e insumos externos que se implementó en esta región, han generado importantes transformaciones en el Cinturón Hortícola Platense (CHP), con consecuencias negativas tanto ecológicas como socio-económicas, llevándolo a una situación crítica. La expansión urbana se ha dado sobre tierras productivas de alta calidad, desplazando a la horticultura hacia áreas de uso tradicionalmente agropecuario, con suelos que no son aptos para dicha actividad. Por otro lado, la tecnología del invernáculo se ha expandido a un ritmo desenfrenado generado la impermeabilización de gran parte del suelo hortícola, problemas de contaminación por hiperfertilización y de salinización de los suelos bajo producción, contaminación por agroquímicos de agua, suelo y alimentos, una notable reducción de las áreas con cultivos al aire libre, la simplificación del agroecosistema y consecuentemente la pérdida de biodiversidad proveedora de bienes y de servicios ecológicos, entre otros problemas. A esto debemos sumar las consecuencias económicas y sociales, destacando las condiciones de vida y de trabajo, sumamente precarias de las familias productoras y el riesgo para la salud de productores y consumidores por el excesivo e inadecuado uso de agroquímicos. A través de este trabajo de tesis se buscó interpretar de forma más integral la problemática descripta para el CHP, a partir del análisis de las transformaciones territoriales ocurridas en el Cinturón Hortícola Platense durante los últimos 30 años y aportar nuevos conocimientos actualizados y herramientas que faciliten la toma de decisiones para una adecuada gestión y planificación del territorio en el marco de la sustentabilidad. Para ello me valí de los aportes principalmente de la ecología del paisaje y la agroecología. Trabajé con imágenes satelitales Landsat de los años 1986, 1996, 2005 y 2015, a partir de las cuales generé mapas de cobertura/usos del suelo, estimé el cambio en las áreas urbanas, productivas y semi-naturales y analicé los patrones de cambio del paisaje; al mismo tiempo realicé un análisis espacial para el año 2015 incorporando otras fuentes de información y generé mediante un análisis multicriterio mapas de aptitud de uso del suelo para los usos urbano, hortícola al aire libre y hortícola bajo invernáculo y de áreas críticas por superposición de aptitudes de uso. Complementariamente, abordé un análisis cualitativo, mediante la realización de entrevistas semi estructuradas, en el que evalué la percepción de distintos actores sociales sobre los cambios en el uso del suelo y las posibilidades de transformación del modelo productivo hacia un modelo de base agroecológica. Como resultado, evidencié que por muchos años ha primado una lógica de “autogestión del territorio”, donde las lógicas de mercado fueron las que mayor influencia ejercieron, plasmadas en un proceso de expansión urbana sin criterios aparentes y en la intensificación productiva especialmente vinculada a la horticultura bajo invernáculos. La urbanización experimentó un importante crecimiento entre 1986 y 2015, principalmente sobre pastizales y parquizaciones herbáceas, y en menor medida sobre zonas con horticultura al aire libre. Más de la mitad del área urbana se asentó sobre suelos de aptitud agrícola, y las producciones hortícolas bajo invernáculos y las producciones hortícolas al aire libre están comenzando a ocupar suelos de menor aptitud agrícola. Se confirmó la fuerte influencia de la urbanización a la hora de establecer en la práctica un uso del suelo en la zona de conflicto extremo, donde los tres usos del suelo (urbanización, horticultura al aire libre e invernáculos) tenían aptitud alta/muy alta. La horticultura (horticultura al aire libre e invernáculos), no sufrió modificaciones sustanciales, por lo que se podría decir que el CHP mantuvo su extensión, aunque sí se evidenciaron desplazamientos en la actividad. La producción bajo invernáculos creció en todos los períodos estudiados, pero con especial énfasis en el período 2005-2015, a expensas principalmente de áreas con horticultura al aire libre y en menor medida zonas ganaderas. Para el año 2015 gran parte de los invernáculos se encontraron a una distancia inadecuada respecto a los centros urbanos y a los principales arroyos de la región según diversas regulaciones existentes. Se identificaron las delegaciones municipales con mayor concentración de invernáculos. Además, se comprobó que en la zona de aptitud muy alta para los invernáculos, la vegetación natural/semi-natural es escasa. La producción hortícola al aire libre disminuyó en superficie en todos los períodos estudiados, aunque en todos los períodos hubo zonas ganaderas que fueron reemplazadas por nuevas producciones hortícolas. Pese a la fuerte intensificación registrada, para el año 2015 prácticamente la mitad de la producción hortícola eran cultivos al aire libre. Se identificaron las delegaciones municipales con mayor superficie de producción al aire libre y se comprobó que existen suelos de aptitud alta para el desarrollo de producciones hortícolas al aire libre que aún no han sido aprovechados. Se evidenció una tendencia de los ambientes semi-naturales a la urbanización. Para el año 2015 los ambientes riparios se encontraban desarrollados principalmente en la periferia del partido, con actividad casi exclusivamente ganadera, y los ambientes naturales o semi-naturales se encontraban mucho menos representados en la zona hortícola, y menos aún en aquella zona caracterizada por la concentración de producciones bajo invernáculo. Sin embargo, se observaron áreas de pastizal en las delegaciones de Arturo Segui, Melchor Romero y City Bell, de importancia para el mantenimiento de la biodiversidad, por su cercanía a los arroyos que atraviesan la zona, y por su potencial para conformar corredores biológicos que conecten con la zona de mayor densidad hortícola; y en Arana, donde estos ambientes juegan un rol importante como reservorios de biodiversidad en la zona hortícola. El acceso a la propiedad de la tierra emergió como una de las principales necesidades para la continuidad de la actividad, junto con mejoras en las condiciones de vida y de trabajo y un mayor control por parte del Estado del mercado y los agentes especuladores, regulando los precios de los alimentos y facilitando el acceso a maquinarias, financiamiento de proyectos productivos, capacitación, etc. También se evidenció la necesidad de más diálogo con los funcionarios del Estado, de un espacio en el que se puedan trabajar propuestas para el sector y de contar con un proyecto de desarrollo territorial que trascienda los períodos de gestión municipal. Los escasos proyectos de planificación del territorio se han ido adaptando en general a los intereses de los funcionarios de turno, han estado sesgados a profesionales del ámbito de la arquitectura y la ingeniería, sin injerencia de profesionales de las ciencias agrarias y forestales, ni de las más de 5000 familias productoras. Las políticas públicas vinculadas a la agricultura familiar no han canalizado la experiencia ni las demandas de las familias productoras ni de los profesionales que trabajan en el territorio, y han intentado mejorar las condiciones de estas familias mediante un incentivo a la intensificación productiva. Se evidenciaron múltiples conexiones de distintos actores en el territorio, articulando trabajos y experiencias que integran a actores del ámbito universitario, del INTA, SENASA, militantes de organizaciones de base, organizaciones de productores familiares, entre otros. Los entrevistados consideraron como un potencial de la actividad hortícola en la región el alto grado de asociativismo, la presencia de familias productoras bolivianas con tradición campesina, la gran capacidad de trabajo y el número creciente de productores organizados con experiencia agroecológica y capacidad para transmitir sus conocimientos. Los distintos actores entrevistados han reconocido una multiplicidad de servicios ecosistémicos que brindan los ambientes semi-naturales e incluso los cultivos al aire libre, aunque de manera parcial. Existe un interés generalizado por la preservación de estos ambientes, que se consideran insuficientes, especialmente dentro del CHP. Finalmente, en el marco de esta tesis, se generaron criterios y recomendaciones para avanzar hacia un territorio productivo más sustentable y resiliente, siguiendo los lineamientos de la agrocología.