Sudáfrica fue uno de los pocos países en los que el racismo estuvo legislado durante casi 50 años en pleno siglo veinte. Durante el apartheid, la población negra estuvo sujeta a todo tipo de abusos enmarcados en un sistema legal que aseguraba a los blancos el control de todas las actividades de los aborígenes. Al no poder subsistir en sus homelands, muchos de ellos dejaban su tierra natal y se establecían en la periferia de los grandes centros urbanos en busca de trabajo. Así surgieron los llamados townships, como Soweto, donde a los aborígenes se les permitía vivir mientras tuvieran un empleo "estable" que los habilitara a conseguir un permiso de residencia temporal y un pase para entrar y salir de la ciudad. La vida era difícil para los adultos, pero ¿qué expectativas tenían las generaciones futuras en un lugar así? En el presente trabajo intentaré dar respuesta a esta pregunta mediante el análisis de dos poemas: "An abandoned bundle", de Mbuyiseni Oswald Mtshali, y "Let the children decide", de Don Mattera.