La organización socio-espacial del territorio1, es el producto del proceso de organización de la sociedad a través de infinitas interrelaciones, oposiciones y transformaciones en la que intervienen dialécticamente las características del soporte físico, el desarrollo de las fuerzas productivas, la cultura y la política.
Esas configuraciones se tradujeron, en una primera instancia, en la división político-administrativa de los territorios que dieron nacimiento a los países (Estados-Nación) y condujeron “a modos de pensar y actuar que implicaron la rearticulación territorial intra e interestatal de las nociones y prácticas de la soberanía, la autoridad y la legitimidad”.
En el devenir, esos límites fueron cambiando por los avatares de las relaciones controversiales: guerras, tratados, (entre tantos ejemplos, Bolivia se queda sin salida al mar por la guerra con Chile, o California, en el Sur de Estados Unidos que se apropia de un territorio perteneciente a México) o por las transformaciones radicales en la organización económica y política (por ejemplo la aparición de bloques económicos como la Unión Europea o el desmembramiento de los países del Este después del colapso del sistema socialista, etc.)