Las razones de una práctica no por ser serias deben estar reñidas con el contento. ¿Hay alegría en ocupar el lugar del analista? Balizar un razonamiento tomando este punto de partida no lleva solo a la exploración epistémica, sino a la experiencia de la praxis. Y en la praxis, ¿qué hace realmente un analista, o qué se espera que haga? No se espera que opine; menos aún que juzgue. Si se orienta por Freud y por Lacan, corresponde más bien que interprete en consonancia con una razón ajena a sí mismo, no que intervenga porque le concierne íntimamente, o a partir de los afectos que le suscita lo que escucha. A este respecto, es pertinente recordar las reservas que Freud mostraba respecto del uso de la contratransferencia como herramienta interpretativa.