El triunfo de Hugo Rafael Chávez Frías en las elecciones de 1998 en Venezuela marca el comienzo de un quiebre en el ciclo político del proyecto neoliberal en la región suramericana. Comenzaba a forjarse el proyecto de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA, nacida en 2004), el Socialismo del siglo XXI y el programa político del Buen Vivir.
En la Argentina ese mismo año se iniciaba el principio del fin del programa de Convertibilidad (Féliz, 2011). Su caída definitiva a fines de 2001 y la crisis orgánica del capitalismo argentino abrió un campo de posibilidades. La reconfiguración hegemónica de los sectores dominantes (a través del kirchnerismo como fuerza política en el Gobierno desde mayo de 2003) les permitió neutralizar, reprimir y contener las potencias de cambio social impulsadas por los sectores populares, canalizándolas productivamente para el capital. De esa manera, las clases dominantes argentinas forzaron el ingreso del país a su era neodesarrollista, construyendo el nuevo proyecto de desarrollo sobre las bases constituidas a través del neoliberalismo (Féliz / López, 2012). A través de un proceso disputado, contradictorio y conflictivo, los actores dominantes (liderados por el gran capital trasnacionalizado) condujeron el proceso de desarrollo en los estrechos corredores de la estrategia neodesarrollista, consolidando la posición periférica, globalmente dependiente y regionalmente subordinada del país.
La muerte del Comandante Chávez a comienzos de 2013 abre para toda Latinoamérica el debate sobre la necesidad de radicalizar aun más la apuesta por el ALBA, vuelve a poner en el tapete el debate sobre los límites del neodesarrollismo, y la necesidad de superarlo radicalmente. Este trabajo busca aportar a esa discusión, profundizando en la caracterización del proyecto neodesarrollista en la Argentina y sus límites, así como las posibilidades para su superación en el camino del Buen Vivir.