Sobre el populismo se han repetido hasta el hartazgo dos cuestiones: su elusividad como concepto y su eterno retorno. Quizás, la mejor figura que sintetiza ambos aspectos es la de “fantasma” que Marx usó para el Comunismo en 1848 y recuperaron Gellner y Ionescu en un libro fundacional sobre el tema. Como los espectros difíciles de definir en su naturaleza, poliformes y ubicuos, persistentes y acechantes, el populismo ronda entre nosotros perturbando a la academia como a Hamlet el fantasma de su padre. En los inicios del siglo XXI, la preocupación por el fenómeno en América latina cobró fuerza por emergencia de populismos de signo ideológico opuesto a los (neo) populismos neoliberales y, de cierto modo, más ligados a los populismos clásicos, en el marco del “giro a la izquierda” en la región. La atención de numerosos estudios y de organismos internacionales se posó sobre estos procesos emergentes para analizar sus condiciones de posibilidad, sus anatomías y, quizás, realizar sus autopsias.
En este contexto, el libro se ocupa centralmente de una de las obsesiones de buena parte de la academia norteamericana: la relación del populismo y (los gobiernos de izquierda) con la democracia liberal. El volumen es producto de un proyecto de investigación de The Wilson Center: “Democratic Governance and the ‘New Left’ in Latin America”, que incluye a investigadores latinoamericanos, norteamericanos y británicos que vienen publicando sobre el tema, algunos de ellos considerados referencia ineludible en los estudios sobre la región en el mundo anglosajón.