Hacia el año 2005, la editorial inglesa Pluto publicó un libro del sociólogo canadiense Richard Day que llevaba como título Gramsci is Dead. Tal como indicaba el para nada eufemístico título, su libro proponía un reexamen de los esquemas interpretativos a través de los cuales se había pensado la acción política durante el siglo XX. Tomando como referencia la experiencia de los movimientos anarquistas y anti-globalización, Day sugería que las nuevas formas que por entonces adquiría la intervención política ⎯acción directa, decisiones colectivas, spokecouncils⎯ implicaban el cierre de un ciclo político caracterizado por la hegemonía de la hegemonía. Ese mismo año, la editorial Siglo XXI reeditaba un clásico de la historia del pensamiento marxista en América Latina, La cola del diablo de José Aricó. Como es ampliamente conocido, aquel texto consiste en un relato de la encarnadura política y teórica de Gramsci en la izquierda argentina y latinoamericana. A modo de explicitación de las singularidades de su historización, Aricó se dirigía sin rodeos al lector de su obra: “desde hace más de treinta años la figura de Gramsci me acompaña como la sombra al cuerpo, como una presencia que acude diariamente a mis llamados y con la que entablo infinitas disquisiciones imaginarias”.
Las condiciones de posibilidad de estos discursos permiten advertir las significaciones divergentes que puede producir un trabajo de deconstrucción radical del concepto de hegemonía, por un lado, en espacios académicos y militantes europeos y norteamericanos, y por el otro, en ámbitos políticos e intelectuales de la izquierda latinoamericana. En este sentido, creemos que difícilmente puedan comprenderse los problemas teóricos y políticos implicados en la discusión sobre el concepto de poshegemonía sin una aproximación mediada por una cuidadosa atención a las mencionadas singularidades contextuales. En base a esta premisa, proponemos a continuación una reconstrucción del itinerario del concepto de poshegemonía y un balance crítico del debate suscitado a partir de su difusión. De este modo, atendemos en primer lugar las transformaciones desarrolladas en los estudios culturales británicos, en las cuales el concepto de poshegemonía operó a modo de ajuste de cuentas con los esquemas primarios de dicha tradición, es decir los establecidos por la obra de Stuart Hall. Nos concentraremos al respecto, en los trabajos de Scott Lash y Nicholas Thoburn que resultaron paradigmáticos en aquel movimiento. Por otra parte, damos cuenta de las renovaciones llevadas a cabo en los estudios latinoamericanos estadounidenses, en cuyo seno el concepto de poshegemonía se articuló con una reformulación de los parámetros analíticos al objeto América Latina apuntalada por el deconstruccionismo. En relación a este afluente teórico, repasaremos las obras de Alberto Moreiras y Gareth Williams, para luego indagar detalladamente los argumentos de Jon Beasley-Murray, cuyo libro sistematizó el programa poshegemónico. Finalmente reconstruimos los efectos de la difusión del concepto enfatizando el problema del vínculo entre el latinoamericanismo estadounidense y la historia intelectual latinoamericana. De esta manera, destacamos la productividad de las intervenciones más fecundas, concluyendo con la explicitación de un programa de lectura propio y la referencia a algunas críticas frente a él esbozadas.