Entre la multitud de revistas culturales y político-culturales argentinas de la segunda mitad del siglo XX, se destacan las alentadas por Abelardo Castillo y Liliana Heker. La tríada resistencia, camuflaje y retirada puede pensarse como diferentes aristas de la trayectoria de El Ornitorrinco: fue el último ejemplar de la especie encarnada previamente en El Grillo de Papel y El Escarabajo de Oro, y por lo tanto representó una retirada de escena de las revistas impulsadas por Castillo y Heker. Por otro lado, para poder sobrevivir en dictadura, debió camuflarse con un discurso oblicuo y metafórico para construir espacios de expresión alternativos. Por último, al sostener dicha publicación, se entregó a la tarea de resistir, es decir, afrontar el embate cultural de la represión, generando un discurso crítico en sus editoriales y notas, así como espacios para la publicación literaria en sus páginas.