Tradicionalmente, el Chagas ha sido considerado como un tema de estricto abordaje biológico y médico. En el año 1990, el sociólogo venezolano Roberto Briceño-León declaraba: …conocemos el parásito, sabemos de los hábitos del insecto; pero apenas entendemos, o sólo tenemos hipótesis generales, sobre el comportamiento del individuo que la padece (Briceño-León, 1990). Afirmaciones de este tipo continúan vigentes dada la escasa consideración que han tenido los aspectos sociales y culturales de esta problemática, básicamente por parte de investigadores y tomadores de decisiones. Actualmente -100 años después de los primeros trabajos del Dr. Carlos Chagas- el escenario se ha hecho aún más complejo debido a los fenómenos de urbanización y globalización de las últimas décadas. Como consecuencia de los crecientes movimientos migratorios, hace tiempo ya que el Chagas dejó de ser un problema exclusivamente rural y una realidad exclusivamente latinoamericana (Briceño León y Galván, 2007).