Es la segunda parte de una práctica que tiene como intención valorizar el espacio social que ocupan los Clubes en los barrios periféricos. El proyecto consiste en la realización de clínicas y talleres con jóvenes y adultos de ambos sexos en la temática de la construcción, autoconstrucción, el diseño y la economía de obra. Y actividades relacionadas con el arte, desde espacios lúdicos con los niños del lugar.
La vida cotidiana es una buena puerta de entrada al aprendizaje, ya que aprendemos desde nuestra experiencia, nuestra vida, nuestra manera de relacionarnos, “de lo cercano a lo lejano”. La fuerza motora detrás de este proceso, es el deseo de comunicarse e integrarse.
A partir de las demandas enunciadas por los adultos y niños de la zona, aparece como necesario indagar en la construcción del conocimiento espacial que les permita aprender a reconocer su hábitat, como el lugar que habitan, conviven, juegan, trabajan.
Lograr la integración del grupo familiar mediante actividades con temas comunes como construir pensamientos sobre el hábitat humano a nivel simbólico y en lo concreto en la construcción y producción de objetos.