Los avances en el tratamiento del cáncer infantil, han hecho que esta población requiera una mayor asistencia médico-sanitaria en todos los niveles de prevención, con el objeto de evitar complicaciones derivadas de la propia enfermedad y de su tratamiento, entre las que se encuentran las alteraciones bucales. Es importante que el niño sea incluido precozmente en protocolos de atención odontológicos, indicando la necesidad de tratamiento y posterior seguimiento que refuercen las medidas preventivas adoptadas, trabajando interdisciplinariamente conformando una Unidad de Atención Pediátrica. La salud bucal ejerce, además, un importante impacto social, especialmente en relación con el dolor y el funcionamiento social e intelectual, en función de las restricciones alimentarias, las restricciones de comunicación, el dolor, el malestar y la insatisfacción estética. Por otro lado, consideramos la Salud integral, y la Sonrisa como signo del estado anímico del niño y de su entorno, tan importante para sostener los momentos difíciles del diagnóstico y pronóstico oncológico.