En el área de la manipulación de alimentos, las políticas oficiales han estado predominantemente orientadas hacia el control bromatológico como metodología para asegurar la calidad e inocuidad de los alimentos. Esto ha demostrado cierta eficacia sobre las grandes empresas elaboradoras, pero no tanto sobre un creciente número de pequeños manipuladores de alimentos, que a escala familiar producen, elaboran y comercializan su producción por canales de variado nivel de formalización. En este contexto se genera la disyuntiva de afinar los mecanismos de control y coerción sobre estos actores, excluyéndolos del sistema productivo y amenazando su subsistencia económica, o realizar una tarea inclusiva de formación y sensibilización de estos manipuladores acerca de la responsabilidad social que les cabe al realizar tareas vinculadas a la salud pública y a la nutrición. Es por esta última por la que apuesta este proyecto. La propuesta apunta a involucrar y comprometer a los protagonistas sin perjuicio de mejorar las condiciones de vida de sus comunidades. La entrega de un certificado oficialmente reconocido por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, les abre el acceso a canales formales de comercialización y los visibiliza ante los entes oficiales de control.