El tema de la guerra con el indio ha sido y es un tema apasionante ya que, desde muy diversos enfoques se ha pretendido defender, atacar o justificar a los unos y los otros. Según la perspectiva o interés de los historiadores que abordaron el tema, se ha querido también reducir la cuestión a una simple lucha por la posesión del ganado o resaltar la acción gubemativa en favor de una clase privilegiada, los ganaderos. Esto último puede ser de aplicación para el siglo XIX pero difícilmente puede serlo en el anterior. Si bien es cierto que hubo en el siglo XVIII ganaderos de gran prestigio e influencia, también es cierto que el gremio de los hacendados no tenía en su conjunto un gran peso económico en el Buenos Aires de entonces. Además de la protección a los habitantes de la campaña el Cabildo buscaba asegurar el abasto en cantidad y precio a la ciudad de Buenos Aires y simultáneamente defender los caminos. En los últimos tiempos, estudiosos de nuevas generaciones’ han visto la frontera desde la perspectiva socioeconómica y cultural, mostrando nuevos aspectos del asunto que revelan la multiplicidad de relaciones que existieron entre los dos sectores en pugna, dejando en claro que la guerra, si bien fue el aspecto más visible de las mismas, no fue el único. Hubo, eso si, un paralelismo casi necesario entre expansión ganadera, ocupación de mayores áreas territoriales por parte del blanco, la intensificación de la acción bélica del indio respondida por otra del gobiemo encaminada, al menos desde mediados del siglo XVIII y hasta la década de 1870, sino a evitarla, al menos a paliar sus efectos. Puede asi observarse que a cada período de incremento de la ganaderia, correspondía otro de avance de la frontera y de acciones militares consecuentes a aquella.