Con Miguel de Unamuno conoció la literatura argentina y supo de las inquietudes de la juventud rioplatense. Sus crónicas y prólogos —nos referimos en especial a sus trabajos en La Lectura de Madrid y en el diario La Nación de Buenos Aires— nos demuestran el interés por los temas allende el océano, a miles de kilómetros del Rectorado de la Universidad de Salamanca. A ella llegaban los viajeros de América con el mensaje de países que habían nacido bajo el signo de la libertad y que el Maestro comprendía mejor que nadie en aquella tierra