A partir del conflicto en Ucrania y con la agudización del conflicto en Siria, muchos sectores de la prensa mundial (especialmente occidental), de la intelectualidad y de la política comenzaron a definir la situación como una reedición de la Guerra Fría. Los enfrentamientos retóricos, económicos y estratégicos entre Washington y Moscú, que ya se encontraban tensos ante el avance en Europa del Este de la OTAN, se incrementaron notablemente en 2011 con el estallido de la guerra civil en Siria y se profundizaron aún más con el conflicto en Ucrania a fines de 2013 y principio de 2014. Con el término de “nueva Guerra Fría” estos sectores parecen referirse fundamentalmente al resurgir de Rusia y sus acciones geoestratégicas para hacer valer sus intereses geopolíticos frente a lo que desde Moscú se ve como “atropellos de Occidente” (especialmente de los Estados Unidos) para imponer un orden mundial unipolar.