En el pasado sin embargo la evolución técnica se producía muy lentamente y un sistema de escritura servía para varias generaciones de músicos que sólo introducían pequeños cambios, pero manteniendo siempre ciertos principios inmutables de dichas bases teórica. En nuestros días en cambio, las búsquedas son constantes y se suceden rápidamente, al punto que en cuanto un compositor incorpora un nuevo procedimiento técnico, muchos otros músicos están ya dispuestos a transformar y reformar estos procedimientos para obtener nuevos resultados. Y es que el ansia de originalidad que acosa al creador contemporáneo es tan intensa que lo obliga a renovarse constantemente. De esta manera se pierde a veces el verdadero sentido del arte, pues toda evolución lógica se transforma en un imperioso deseo de novedad.