Carlos Vaz Ferreira (1872-1958) integra, juntamente con Varona, Deustua, Caso, Korn, Vasconcelos y Molina, el grupo que tan acertadamente Francisco Romero, en su libro Sobre la filosofía en América (Buenos Aires, 1952), ha denominado los fundadores, “es decir aquellos que por la capacidad especulativa, la autenticidad de la vocación y la autoridad moral, echan las bases del pensamiento filosófico hispanoamericano”. Trabajaron solitarios en sus respectivos países y aislados entre sí, pero parece que obedecían a un imperativo común. Entre todos ellos la figura de Vaz Ferreira se diferencia claramente por una actitud radicalmente distinta frente a los problemas filosóficos, por una originalidad del tipo y de la calidad de pensamiento, si bien pueden ser similares la importancia de las obras y la gravitación en la cultura de sus respectivos países. No creemos que ninguno de los otros fundadores ofrezca un pensamiento tan depurado de influencias, tan vertebrado sobre una sostenida estructura lógica y que pueda significar un punto de partida del filosofar como Vaz Ferreira. Este carácter diferencial es el que me propongo apuntar en este trabajo, destacando la significación que para la filosofía hispanoamericana tiene el pensamiento del maestro uruguayo.